
QUASSIA
Quassia amara L. ex Blom
Rafael Ocampo Sanchez y Róger Villalobos Soto Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE), Turrialba, Costa Rica ETNOBOTANICA No. 4, diciembre 1994
Conocido como cuasia, creceto morado, contra cruceto, crucete, guavito amargo, puesilde y hombre grande, que es su nombre común en Costa Rica, Quassia amara se encuentra desde México y norte de Sur América hasta el Amazonas (García, 1992; Holdridge y Poveda, 1975; Perez, 1990). Es un arbusto de 3 a 6 m, con hojas de pecíolo y raquis alados; con 5 pinnas opuestas acuminadas, de 5-11 cm de largo y 4-7 cm de ancho; flores rojas con caliz de 2-3 cm de largo de segmentos ovados, obtusos, ciliados; pétalos de 2.5 a 4.5 cm, linear lanceolados, glabros; y frutos drupáceos ovales de 1-1.5 cm de longitud, en grupos de 5 o menos (García, 1992; Holdridge y Poveda, 1975).
Debe su nombre a un negro de Surinam llamado Quassi, quien en la mitad del siglo XVIII adquirió fama tratando fiebres con la planta. Esta planta fue llevada a Suecia en 1756 desde donde se difundió su uso medicinal a Europa (Busbey, 1939). Fue adoptada por los europeos como febrífugo, aperitivo, diurético, alexitérico, contra el paludismo, dispepsia y anorexia (García, 1992; Perez, 1990). En Costa Rica, donde los indígenas comercian trozos de tallo desde el siglo pasado, se usa también para la diabetes mellitus (Holdridge y Poveda, 1975; Pittier, 1978). Su madera no es atacada por insectos debido a sus principios amargos; se usa como medicinal haciendo con ella copas, donde se deja agua hasta que se torne amarga. También se colocan sus astillas dentro del agua a tomarse, se hace con ellas una maceración en agua fría, en licor o una infusión (Perez, 1990; García, 1992; Polonsky, 1976).
Su principio activo más importante, aislado en 1835 con el nombre de quassina, constituye al menos el 60% de los quassionides de su madera (Holman, 1940; Robins et al., 1984; Valenta, 1990). Este aumenta la secreción de las glándulas salivales, hígado y riñones, la actividad de las mucosas y facilita las secreciones normales; excita las fibras musculares del tubo digestivo, aparato uropoyético y canal excretor de la bilis; aunque cristalizada puede ser muy tóxica (García, 1992). Otros quassinoides han mostrado actividad anti inflamatoria, anticancerígena, antiamébica e insecticida (Hall et al., 1982; Kupchan y Streelman, 1976; Robins et al., 1984). Los quassinoides son probablemente originados de un triterpeno tetracíclico y sintetizados en las hojas, siendo mayor su contenido en las más jóvenes. En la madera de Q. amara se acumula quassina en altos niveles, superiores a los de otras simaroubaceas como Picrasma quassioides y Q. indica (Polonsky, 1973 y 1986; Robins et al. (1983).
Se conoce como insecticida desde 1884, en Inglaterra, en donde se utilizó exitosamente en el control de áfidos. Posteriormente, distintos tipos de extractos probaron ser eficaces contra varias plagas europeas, en particular áfidos y lepidópteros, pero su investigación cesó ante el auge de los productos sintéticos (Busbey, 1939; Holman, 1940). Las primeras preparaciones de esta planta fueron extractos acuosos, aunque resulta adecuado el uso de extractos alcohólicos, en éter, éter de petróleo y metanol. Durante la década de 1940 cerca de 400 ton. métricas anuales de quassia fueron empleadas en los Estados unidos como insecticida. Probablemente corresponden a una mezcla de la llamada "quassia de Jamaica" (Picrasma excelsa) y de la "quassia de Surinam", Q. amara (Brown, 1994). Extractos etanólicos de quassia resultaron más eficientes que los de otras 23 plantas en el control de mosquitos (Culex quinquefasciatus), sin dañar los enemigos naturales de la plaga (Evans y Kaleysa, 1988). Brown (1994) encontró en la literatura distintos niveles de control de 43 plagas por parte de Q. amara, incluyendo lepidópteros, hymenópteros, coleópteros, hemípteros, thysanópteros e incluso ácaros. Es necesario realizar más investigación sobre el comportamiento de los extractos sobre plagas tropicales, así como su actividad biológica en general.
A fines del siglo pasado, Pittier (1978) informó sobre la presencia de Q. amara en bosques del pacífico de Costa Rica. Según muestras almacenadas en el Herbario nacional de Costa Rica, Q. amara se encuentra en zonas bajas de las costas pacífica y atlántica del país, reportándose individuos tanto para zonas de trópico húmedo como de bosque seco. Actualmente, el proyecto Conservación para el desarrollo sostenible en Centroamérica (del CATIE), promueve el aprovechamiento y la investigación de Q. amara, en conjunto con universidades, organizaciones rurales e industrias locales, iniciando ese proceso en Costa Rica y extendiéndolo al resto de Centroamérica. En este marco, se encontró Q. amara en dos reservas indígenas de la región de Talamanca, con una distribución espacial de agregación y densidades de hasta 410 individuos/ha. En esta región sus promedios son de 1.88 m de altura y 1.96 cm de diámetro a la altura del pecho, con máximos de 6.5 m de altura y 6.16 cm de diámetro. Su floración se inicia al final de septiembre y es máxima en diciembre y enero, la fructificación es máxima en febrero y marzo y más abundante en los claros del bosque (Ling, 1991). También en Talamanca, Ling (1991) le encontró en las partes altas de las filas montañosas, en bosque primario, tacotales, áreas de siembra y potreros. Su mayor nivel de agregación se observó en ambientes de pié de monte, a la sombra del bosque secundario. Hay individuos de mayor altura y d.a.p. en la fila de montañas, en áreas con gran penetración de luz. En todos los casos se observa capacidad natural de rebrote en la especie. Esta capacidad de rebrote, en respuesta a la poda para el aprovechamiento de su madera, así como su fácil reproducción por medio de acodos y el cultivo adecuado de su semilla sexual, hacen de Q. amara una especie con un alto potencial de manejo, tanto en condiciones de bosque natural como en sistemas agroforestales.
Literatura Citada
BROWN, N.R. 1994. The autoecology and agroforestry potential of the bitterwood tree Q. amara L. ex Blom (Simaroubaceae). Thesis Ph.D., Cornell Univ., New York. (Borrador).
BUSBEY, R.L. 1939. A bibliography of quassia. United States Department of Agriculture, Bureau of Entomology and Plant Quarantine. 56 p.
GARCIA, H. 1992. Flora medicinal de Colombia. Botánica Médica. II. 2 ed. Tercer Mundo, Bogotá. p. 43-47.
HALL, I.H.; LEE, K.H.; IMAKURA, Y.; OCANO, M.; JOHNSON, A. 1983. Anti-inflammatory agents III: Structure-Activity relationships of brusatol and related quassinoids. Journal of Pharmaceutical Sciences 72(11):1282-1284.
HOLDRIDGE, L.R.; POVEDA, L.J. 1975. Árboles de Costa Rica. I. Palmas, otras monocotiledóneas arbóreas y árboles con hojas compuestas o lobuladas. Centro Científico Tropical, San José. p. 432-439.
HOLMAN, H.J. 1940. A survey of insecticide materials of vegetable origin. Imperial Institute, London. p. 133-153.
KUPCHAN, S.M.; STREELMAN, D.R. 1976. Quassimarin, a new antileukemic quassinoid from Quassia amara. Journal of Organic Chemistry 41(21):3481-3482.
LING, F. 1991. Datos biológicos de las especies vegetales que se investigan en Talamanca, Costa Rica. Informe Interno, Proyecto Conservación para el desarrollo sostenible en Centroamérica. CATIE, Turrialba. 17 p.
PEREZ, E. 1990. Plantas útiles de Colombia. 14 ed. Victor Hugo, Medellín. p. 695-697.
PITTIER, H. 1978. Plantas usuales de Costa Rica. 2 ed. Editorial Costa Rica, San José. p. 170.
POLONSKY, J. 1973. Quassinoid bitter principles. Fortschritte der chemie organischer Naturstoffe 30:102-150.
ROBINS, R.J.; MORGAN, M.R.A.; RHODES, M.J.C.; FURZE, J.M. 1984. Determination of quassin in picogram quantities by an enzime-linked immunosorbent assay. Phytochemistry 23(5):1119-1123.
VALENTA, Z. 1971. Ryanodine and Quassin. In. International TOPAC congress of pesticide Chemistry 2d., Tel-Aviv. Pesticide Chemistry Proceedings. p. 191-205.