
Palma Real
Roystonea regia (H.B.K.) O.F. Cook
Por Ing. Sonia Rosete Blandariz, Instituto de Ecología y Sistemática. Apartado 8029. C. P. 10800. Fax (537) 339117 ó 339031. E-mail: ecologia@ccnial.cu
De la familia ARECACEAE es la celebrada Palma Real, ornamento de los campos cubanos y objeto de admiración para los visitantes foráneos. Es un árbol elevado, inerme, de 40 a 50 pies de altura, hojas pinnatisectas; pennas bifidas en ápice y segmentos lineales acuminados; pecíolo largo, envainador; espádice en la base del cilindro formado por las vainas de las hojas. tres veces doblemente dividido, igualando en longitud a la espata leñosa interior; fruto de haya drupácea ovoide, en una semilla (León; 1946). Otros nombres vulgares por la que se le conoce es Palma criolla (Cuba) y cuban royal palm (Florida) (Roig, 1974).
Es la planta más característica de los campos cubanos. Crece en toda la isla en terrenos llanos y montañosos, preferiblemente en terrenos fértiles y los lugares húmedos, tales como los cursos de los ríos, borde ciénagas, arroyos y cañadas. No se la encuentra en las sabanas ni en los suelos derivados de roca caliza sulfatada. Existe también en la Florida, Santo Domingo y Haití; y se cultiva en muchos países (Roig, 1974).
La Palma Real además de ser bellísima, se puede encontrar por su porte esbelto, adornando parques, carreteras y avenidas de las ciudades (Schiffino, 1945; Pérez, 1956; Roig, 1965). Es una planta muy útil; posee propiedades emolientes; su raíz es diurética y se emplea para expulsar las piedras del riñón y la diabetes, la arteriosclerosis, los calambres, el asma, el catarro, la circulación, las hemorragias, la lepra. el paludismo, las torceduras, y además es emenegoga (Roig, 1974, Fuentes, 1987). En Puerto Rico la utilizan también para las enfermedades del estómago y las heridas (Drailwski et al., 1983). La madera se usa en la construcción de casas rurales, entabladuras, bastones y envases de productos agrícolas (Schifflno, 1945; Roig. 1965). Las pencas u hojas sirven para techarías casas y para dar sombra en las vegas al tabaco; con las espatas se hacen catauros y con las yaguas, que son las bases ensanchadas de las hojas, se hacen tercios para empacar el tabaco en rama el cual mejora notablemente en su interior; también sirven para las paredes de las casas de campo; presenta especial valor para el apicultor (Ordext, 1952), pues sus flores son muy visitadas por las abejas (Schiffino, 1945); los frutos, numerosísimos, llamados palmiche, son un excelente alimento para la ceba de los cerdos (Roig, 1965).
El fruto, el cogollo y el 'corazón" lo ingieren algunas personas en forma de ensalada y en guisos (Schifflno, 5945; León, 1946; Roig, 19659); también en varios países, cuando se corta la cabeza de la palma, en la cavidad que queda se desarrollan ciertas larvas de escarabajos, que tostadas constituyen un bocado exquisito (Schery, 1956). Estos racimos una vez despojados de los frutos constituyen buenas escobas, muy empleadas en el campo; el cogollo y el corazón tierno de la planta se llaman palmito y muchas personas lo comen en sopas y ensaladas. En la época de las guerras de independencia constituía uno de los alimentos de los revolucionarios en armas. La Palma Real florece y fructifica todo el año y cada planta da dos, tres y hasta ocho racimos de palmiche al año, que pesan como mínimo dos arrobas cada uno y en algunos casos llegan a pesar hasta ocho arrobas.
El aceite de palmiche se estaba utilizando en la fabricación de jabones (Schiffino, 1945; León, 1946). A cada palma se le asigna en las tasaciones un valor se $5,00 y un producto mínimo anual de $1,00, de modo que una finca que tenga 10,000 palmas, y hay muchas que tiene mayor número, puede obtener un producto anual de $1 000 000, casi sin costo alguno (Roig. 1965). Las grandes vainas fibrosas (yaguas) cuando caen al suelo constituyen un sustrato adecuado para el desarrollo de la microflora, especialmente en lugares húmedos (Mercado. 1993).
La palma juega un papel importante en la cultura cubana. no solamente como árbol sagrado en las regiones populares, sino como planta medicinal, referencial toponímico y como símbolo nacional. Por ello, es un elemento frecuente en la tradición oral de este país caribeiño. Entre las deidades más mencionadas en la tradición oral cubana se encuentra Changó, sincretizado con Santa Bárbara Bendita. patrón de los rayos y que aparece asociado invariablemente con la Palma Real. La asociación psicológica y religiosa de la Palma Real con el dios de la virilidad, del fuego o pasión, nos remite a la idea del árbol como fuente de fertilidad cósmica, completando de esta manera el binomio hembra-macho: la ceiba es la Gran Madre y la palma el Gran Padre, principio binario generatriz del universo, o al menos de este mundo, según la conciencia religiosa popular en Cuba (Martínez y Vasquez, 1992).
Bibliografía
Drailwsli, R.. y otros. 1983. Plantas medicinales de Puerto Rico. Proyecto de investigación sobre cultura popular. Universidad Interamericana, Recinto de san Germán, 80 PP. Fuentes, V., 1987. : "Las plantas medicinales de Cuba", tesis de candidatura, Ministerio de Salud Pública.
León, Hno. 1946.: Flora de Cuba (vol. 1). Contr. Ocas. Mus. Hist. Nal. Colegio La Salle. 8:1-441.
Martínez. J. 1. y Vasquez D. 1987. La Palma Real en las regiones populares en Cuba. Oralidad. anuario pura el rescate de la tradición oral de América Latina y el Caribe. 45-49 p.
Mercado, A. 1983.: La Palma Real (Royslonea Regia): un sustrato idóneo para el desarrollo de Hifomicetes demaciaceos. Acta Bot. Cubana, 15:1-13.
Ordext Ros, O. S. 1952.: Flora apicola de la América Tropical. Instituto del Libro, 1978, La Habana. 334 pp.
Pérez. E. 1956.: Plantas útiles de Colombia.
Camacho Roldán, Bogotá. 3ra. Edn., 831 pp.
Roig y Mesa, J. T. 1965.: Diccionario botánico de nombres vulgares cubanos. Editora del Consejo Nacional de Universidades, La Habana, 3ra. Edn., 2 vols.
Roig y Mesa, J. T. 1974.: Plantas medicinales, aromáticas o venenosas se Cuba, Ciencia y Ténica, Instituto Cubano del Libro, La Habana, 994 pp.
Schery, R. W. 1956.: Plantas útiles al hombre. 1 Colección Agrícola Savat, Barcelona, 756 PP.