
Jaborandi
Pilocarpus microphyllus (Rutaceae)
Exploración y conservación,
¿una co-existencia imposible?
Por Claudio Pinheiro Universidade Federal do Maranhao, Brasil ETNOBOTANICA No. 8, junio 1999
El Jaborandi (Pilocarpus spp., Rutaceae) es una planta nativa de amplia distribución en Brasil, que se distribuye desde el norte (en el estado de Pará) hasta el sur, en el estado de Rio Grande do Sul. El jaborandi es una de las especies comerciales más importantes de la flora nativa brasileña. Es la única fuente de droga pilocarpina, un alcaloide inidazólico utilizado en oftalmología para la contracción de la pupila, un procedimiento importante en ciertas intervenciones quirúrgicas. Se utiliza además en el tratamiento de varios tipos de glaucoma. Por su efecto sobre el sistema nervioso parasimpático, es también un poderoso estimulante de la salivación y transpirante.
Diversas plantas de varias familias reciben el nombre de jaborandi, sin embargo, el verdadero jaborandi pertenece al género Pilocarpus, de la familia de las Rutáceas, con cerca de 10 especies descritas para Brasil (Kaastra, 1982). Pilocarpus microphyllus Stapf ex Holmes, un arbusto o árbol de 3 - 7,5 m de altura, el cual es común en el sotobosque de las selvas húmedas, es considerado el "jaborandi legítimo". Esa especie presenta el mayor contenido de alcaloide en sus hojas; un promedio de 0.5% del alcaloide pilocarpina, además de la misma cantidad de otros alcaloides, tales como isopilocarpina, jaborina, jaboridina y pilocarpidina. El Estado de Maranhão, en el noreste de Brasil, es el principal productor de hojas de jaborandí.
El sistema tradicional de recolección de hojas ha sido considerado por agrónomos y ecologistas regionales como no-sustentable, debido a los daños causados a las plantas por la quiebra de ramas durante la cosecha, además del corto tiempo que se deja entre cosechas para recuperación de la planta. La explotación de las hojas de esa planta parece haber producido un daño considerable a las poblaciones nativas del jaborandi, haciendo que esta especie fuera incluida en 1992, en la lista oficial de especies amenazadas de extinción de la flora brasileña. El uso continuo no-sustentable de este recurso natural por más de veinte años ha generado una presión considerable sobre él, lo cual puede estar disminuyendo su capacidad de regeneración natural.
La explotación del jaborandi por caboclos (campesinos) y grupos indígenas, básicamente sigue el mismo método tradicional de recolección de hojas. Durante el período seco del año, cuya duración es aproximadamente de 6 meses en la región, los colectores se adentran en la selva en búsqueda del jaborandi. Una vez que encuentran la planta, o una población de plantas (localmente llamada "bola"), sus ramas son deshojadas (debulhadas) manualmente. Ellos asumen que ese procedimiento es tolerado por las plantas y que después de la colecta brotarán nuevas hojas cuando empiece la época de las lluvias. El problema con este sistema es que se recolectan en forma excesiva y demasiado frecuente las hojas de una misma planta o grupo de plantas. La sobreexplotación de las hojas, y los daños en las ramas, han sido reportados por moradores de la región como la causa de un alto porcentaje de mortandad de plantas, además de otros problemas tales como la reducción de la altura y el vigor y la reducción en el tamaño de las hojas que brotan.
Este sistema de extracción ha sido practicado también por la empresa alemana E. Merck y su subsidiaria Vegetex - Extratos Vegetais do Brasil Ltda., con sede en Parnaíba, en el estado de Piauí vecino al Maranhao. El sistema utilizado por la empresa está basado en una organización de acopiadores de hojas los cuales reclutan hombres para entrar en la selva y recolectar hojas. Los compradores pagan precios que varían entre US$ 1.00 - US$ 4.50 por kilo de hojas secas, dependiendo de su calidad y de la época del año. Como etapa final, las hojas colectadas, secadas y empacadas son transportadas por camiones hasta la fábrica de la Merck en Parnaíba.
En 1989/90, Merck estableció una plantación de 3 millones de arbustos de jaborandi sembrados en un área de 300 ha. Esta plantación, esta ubicada en la región Pré-Amazónica del Maranhão, cerca de 350 km de São Luis, la capital del estado. Con el uso de fertilizantes, de modernos sistemas de irrigación y de técnicas mecanizadas de agricultura, Merck inició el proceso de cultivo del jaborandi con el fin de ser autosuficiente en materia prima para la producción de pilocarpina .
La transformación de esa especie nativa en un cultivo y su cultivo en gran escala han traído mucha incertidumbre con relación al futuro. El establecimiento de la plantación parece que no está contribuyendo a disminuir la presión sobre las poblaciones nativas. La demanda de hojas de jaborandi aumentó en los últimos años. En 1994 la FDA norte-americana (Food and Drug Administration) aprobó el uso de la pilocarpina como tratamiento para el "síndrome de la boca reseca", un síntoma de varias enfermedades que es común después de cirugías o durante tratamientos contra el cáncer de cabeza y cuello.
Ciertamente las selvas tropicales continuarán siendo fuentes de drogas y de otros importantes productos para la humanidad. Sin embargo, cuando existe una demanda importante por uno de esos productos, el recurso queda inmediatamente amenazado. Cuando el producto no puede ser sintetizado, la domesticación puede ser la solución deseada. El cultivo de plantas nativas puede, contribuir para su conservación. En el caso del jaborandi, sin embargo, el cultivo parece que no es sinónimo de conservación. La empresa farmacéutica no redujo su demanda extractiva de hojas de jaborandi en los últimos años, como podría ser esperado, a partir del inicio de la cosecha de hojas en la plantación. Esto no se dio, primero para que el monopolio sea mantenido, segundo, para mantener la fuente alternativa de materia prima, garantizando la cobertura de las pérdidas que ocurren en el monocultivo, ahora practicado por la empresa y que son comunes en ese tipo de agricultura.
Lo que se debe buscar ahora son estrategias para que las poblaciones locales puedan continuar participando en el proceso, utilizando nuevos métodos que mejoren el sistema de producción, haciéndolo más equilibrado tanto económica como ecológicamente y que ello resulte en el establecimiento gradual de una economía local basada en la producción sustentable de hojas de jaborandi, sea ella extractiva o de cultivo, involucrando a los pequeños productores. Esta búsqueda de un sistema más racional también debería de ser una meta de la empresa farmacéutica, que por más de dos décadas logró grandes ganancias con esta especie vegetal, lo que contribuyó a su desaparición en muchas áreas, llevándola en la actualidad a una situación muy cercana a la extinción.